Swift

Wicked, Memorias de una Bruja Mala - Gregory Maguire

Título original: Wicked: The Life and Times of the Wicked Witch of the West
Autor:  Gregory Maguire
Saga: The Wicked Years I 
Año: 1995
Páginas: 576





Sinopsis
En un pueblo de pescadores de Munchkinland, una región independiente de la tierra de Oz, nace la primera hija de Melena. Su marido, el párroco Frex, no puede estar con ella en tan delicado momento porque el Reloj del Dragón del Tiempo (un teatro de títeres), ha llegado al pueblo y sus espectáculos irreverentes y groseros están haciendo estragos en la parroquia. La criatura se llama Elphaba, tiene la piel verde y unos dientes de tiburón con los que arranca un dedo de un mordisco a una mujer.

Suena el teléfono (promesas)
Es de noche y yo me encuentro perdiendo el tiempo en internet. Suena el teléfono y atiendo (mentira, nunca atiendo, siempre alguien más atiende y me lo pasa. Al otro lado de la línea escucho una voz conocida... es mi novia que me dice "¡tenés que leer esto!" y me cuenta el inicio de Wicked. Trato de evitar que me arruine todo el libro y prometo que es lo próximo que voy a leer cuando termine la novela en curso.
Para empezar, no prometo leer nada si no me llama la atención. "No es para mí" es una frase que digo muy seguido cuando me recomiendan libros, pero las visiones modernas y maduras de clásicos infantiles y de tanto renombre me convencen. Como los remixes, otra de mis debilidades.
Solo comencé a preocuparme cuando vi las valoraciones en Goodreads, las cuales iban desde lapidarias "una estrella" a "5 estrellas, lo-mejor-que-leí-en-mi-vida". El promedio era un modesto 3 estrellas. Evidentemente estaba por comenzar un libro de esos que amas u odias.
Y comencé a leer.
—Todas nuestras vidas son actividad sin sentido; nos metemos como ratas en la vida; como ratas correteamos por la vida, y al final nos arrojan en la tumba como a ratas. ¿Por qué no habríamos de oír de vez en cuando una voz profética o ver una función milagrosa? ¡Bajo el aparente fraude y la indignidad de nuestras vidas de ratas, todavía queda una humilde pauta, un sentido! ¡Acercaos, buena gente, y ved lo que un poco de conocimiento añadido puede presagiar sobre vuestras vidas! ¡El Dragón del Tiempo ve lo que hay antes, después y en el transcurso de estos años desgraciados que estáis viviendo! ¡Mirad lo que os enseña!
¿Una novela simbólico-esotérica?
Tenemos una aburrida y algo díscola mujer de clase alta, arrastrada a un mísero campo por su marido Frex, un párroco Unionista (una religión que adora a un único dios innominado y sin imagen, algo que recuerda al judaísmo), obsesionado con llevar la palabra de su dios a las masas incultas. El vive dando sermones, y ella vive drogada, sin recordar siquiera si se acuesta con los que pasan por su casa o no. Espera un hijo (seguro es varón, porque es la séptima generación de varones) pero no está segura que su esposo sea el padre.
—Sólo tenemos bebés cuando aún somos demasiado jóvenes para saber lo triste que se vuelve la vida. Cuando de verdad nos damos cuenta de hasta qué punto llega a ser triste (y piensa que las mujeres tardamos en aprender), entonces nos secamos por dentro de puro disgusto y, con mucha sensatez, detenemos la producción.
—Pero los hombres no se secan —objetó Melena—; ellos pueden ser padres hasta que mueren.
—Ah, es que nosotras tardamos en aprender —replicó Nana—, pero ellos no aprenden nunca.
La noche del parto, el misterioso Reloj del Dragón del Tiempo, con sus metáforas, alegorías y simbolismos, llega al pueblo y casi causa el linchamiento de Frex. En ese momento nace la protagonista, Elphaba, una cosa verde y con dientes afilados que nadie parece querer. Ni siquiera al principio se puede distinguir si es hombre o mujer. Pero es una niña que sobrevive y será educada... no en vano es la heredera del líder de los Munchkins.
Aquí estoy —pensó Melena—, enseñándole los pechos a la niña que no pude amamantar por temor a que me los amputara. ¡Yo, que fui la rosa de Nest Hardings! ¡Yo, que fui la belleza de mi generación! Y ahora me veo reducida a vivir en compañía de quien no quiero, mi espinosa y retorcida hijita. Es más saltamontes que niña, con esos muslitos angulosos, esas cejas arqueadas, esos dedos hurgadores. Está concentrada en aprender, como todos los niños, pero no encuentra deleite en el mundo. Empuja, rompe y mordisquea las cosas, sin ningún placer, como si tuviera la misión de probar y medir todas las decepciones de la vida, algo que en Rush Margins abunda. Que el Dios Innominado me perdone, pero es un esperpento, un auténtico esperpento.
¿Una novela estudiantil?
Galinda (sí, Galinda, no Glinda), una bella y egocéntrica gilikiniana se dirige junto con su Ama a la famosa universidad de Shiz. Un leve percance de su acompañante hará que la Señora Morrible, la directora del instituto, la obligue a elegir entre dormir en el dormitorio común, o compartir el cuarto con una extraña chica de piel color verde y ropa miserable.
Así, las que en el futuro serán dos de las famosas brujas de Oz se conocen, se detestan, se ignoran, discuten y finalmente van formando una amistad. Hacen su aparición otros variados personajes, como Boq, un munchkin que conoce a Elphaba desde su infancia y que se enamora de Galinda, Crope y Tibbett, un par de amigos aparentemente más que amigos y más tarde Fiyero, un príncipe salvaje tatuado con rombos azules.
Su pelo nunca se rizaba, por mucho que Elphaba se lo enrollara en las manos. De una manera extraña y horrible, era un cabello hermoso, con un brillo semejante al del pelaje de un vigoroso dorantílope. Seda negra. Café hilado. Lluvia nocturna. Galinda, que en general no era dada a las metáforas, encontraba cautivante el cabello de Elphaba, particularmente por la patente fealdad de la joven en todo lo demás.
Pero los enredos de estudiantes no duran para siempre y el destino se cierne sobre Elphaba y los demás. No hace mucho que el Mago de Oz llegó con su globo aerostático y derrocó a Ozma, la pequeña heredera del trono. El misterioso hombre está realizando algunos cambios en las leyes y regulaciones que no son del agrado del todo el mundo.

¿Un policial? ¿Una novela política? ¿Qué más?
De pronto nos encontramos con cuestiones de moral, ética, racismo, apartheid, persecución y desaparición de personas (y Animales, es decir, animales que tienen alma y pueden hablar), grupos subversivos, elecciones entre lo correcto y lo incorrecto, lo legal e ilegal, el mal necesario, el fuego combatido con fuego, y un largo etcétera.
Más tarde la cosa cambia, y luego vuelve a cambiar y cambiar... es como si la novela mutara cada tantos capítulos, casi cambiando de estilo y temática. Puede gustar o no, depende del lector.
A los pobres no les hace falta ningún cuento que les explique de dónde ha salido el mal. Simplemente existe, siempre ha existido. Nunca se sabe cómo se volvió mala la bruja, ni si fue correcta su decisión. ¿Es alguna vez la decisión correcta? ¿Intenta alguna vez el demonio volver a ser bueno? ¿Y si lo hace, no es un demonio? Como mínimo, es cuestión de definiciones.
Opinión
Este libro es de esos bendecidos y maldecidos a la vez. Tiene cosas geniales y cosas que no cierran para nada. La idea es excelente, hay capítulos y secciones muy bien hechas, pero el cambio de temática brusco, el cambio algo injustificado y drástico de opinión o inclusive personalidad de algunos roles principales y otras cosas por el estilo pueden volver loco o aburrir a más de uno. Para colmo, los diálogos son bastante antinaturales, yo creo que queriendo imitar el estilo de la primer película del Mago de Oz, tan anticuada en la actualidad. Una elección arriesgada que ha ganado más detractores que seguidores.
Algo que sí aparece a cada rato es la discusión sobre religión entre los personajes, y es una de las cosas más interesantes de todo el libro.
Quizá en el generoso intento de nuestra época por instaurar el unionismo, dejando que todos los impulsos religiosos alienten y palpiten bajo el paraguas del Dios Innominado, hemos sellado nuestra propia condena. Quizá haya llegado el momento de dar un nombre al Dios Innominado, incluso débilmente e inspirándonos en nuestra reproba imagen, para que podamos sobrevivir al menos con la ilusión de que hay una autoridad capaz de preocuparse por nosotros.
Otra cosa recurrente que muchos pueden encontrar interesante y otros chocante es la constante sensación de que todo (o muchas cosas) son metáforas sobre la homosexualidad y la infancia y adolescencia de alguien que se siente diferente, seguramente reflejo de las vivencias del Gregory Maguire, el cual se encuentra felizmente casado con otro hombre (y esperemos que los casamientos entre personas del mismo sexo sea permitido en todo el mundo).
Si siguen teniendo curiosidad por este libro y pueden tolerar un estilo algo deforme (como la propia protagonista) en favor de un contenido algo más rico, no duden en leerlo. Pero si no toleran los diálogos anticuados y sobreactuados o una temática cambiante, este libro no es para ustedes.
Yo, por mi parte, en algún momento leeré el resto de la saga.
—Y allí se quedó la vieja y malvada Bruja, durante mucho, muchísimo tiempo.
—¿Ha salido alguna vez?
—Todavía no.
Puntaje:




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